Santos lugares musulmanes
El Domo de la Roca construido en el año 691, valida a lerusalén como la tercera ciudad religiosa para los musulmanes. El lugar santo se encuentra en la cima de la montaña.
Al Domo de la Roca a menudo se le llama Mezquita de Ornar, pero ni es una mezquita ni fue construida por Ornar. Fue el califa Abd al Malik, noveno sucesor del profeta Mahoma, quien la levantó en el año 691 a.C. Dentro de la cúpula se puede ver la Santa Roca (Kubbet es-Sakhra en arábico) sobre la que, se dice, Abraham preparó a Isaac para el sacrificio y desde la que Mahoma subió al cielo; también se dice que en la cripta, conocida como "el bien de las almas", se reúnen los espíritus de los muertos.
El edificio de la cúpula plateada es la mezquita AlAksa y como mezquita es el lugar de culto islámico más importante de Jerusalén; a los no musulmanes se les impide el ingreso durante la oración.
Cuando se entra (recuerde descalzarse) se tiene la impresión de encontrarse en un almacén de alfombras. El Museo Islámico vale una visita, aunque sea corta, especialmente por su colección de maravillosas copias caligrafiadas del Corán.
El Domo de la Roca construido en el año 691, valida a lerusalén como la tercera ciudad religiosa para los musulmanes. El lugar santo se encuentra en la cima de la montaña.
Al Domo de la Roca a menudo se le llama Mezquita de Ornar, pero ni es una mezquita ni fue construida por Ornar. Fue el califa Abd al Malik, noveno sucesor del profeta Mahoma, quien la levantó en el año 691 a.C. Dentro de la cúpula se puede ver la Santa Roca (Kubbet es-Sakhra en arábico) sobre la que, se dice, Abraham preparó a Isaac para el sacrificio y desde la que Mahoma subió al cielo; también se dice que en la cripta, conocida como "el bien de las almas", se reúnen los espíritus de los muertos.
El edificio de la cúpula plateada es la mezquita AlAksa y como mezquita es el lugar de culto islámico más importante de Jerusalén; a los no musulmanes se les impide el ingreso durante la oración.
Cuando se entra (recuerde descalzarse) se tiene la impresión de encontrarse en un almacén de alfombras. El Museo Islámico vale una visita, aunque sea corta, especialmente por su colección de maravillosas copias caligrafiadas del Corán.