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domingo, 17 de abril de 2011

Turismo en España - Galicia, Parte 1


Frontera de piedra

El gallego tiene su pariente más cercano en Portugal, más al sur, donde el Miño desemboca en el océano. Río arriba está Tui, una bellísima ciudad fronteriza olvidada de las aduanas. Sus habitantes vivieron siempre pendientes de lo que pasaba en el cercano territorio portugués, ya que las relaciones entre unos y otros sufrieron constantes altibajos. Ahora, los antiguos límites son solo recuerdos de una época de rivalidades ya olvidadas, que han sido sustituidas por un fructífero intercambio cultural. Un intercambio que ha tenido como excepcional testigo al pausado río Miño.

Precisamente desde dicho río podemos obtener la estampa de una de las ciudades más antiguas y monumentales de Galicia. Poco a poco, las huertas cercanas al cauce se integran con las primeras viviendas que progresivamente ascienden y se agrupan en torno a una mole de piedra -que para sorpresa del caminante no es un castillo, sino la catedral de la ciudad- como si estuvieran buscando el refugio más adecuado.

Al igual que estas centenarias casas, el viajero se sentirá atraído hacia el templo.

Construido a medio camino entre los siglos XII y XIII,.sus piedras adquirieron formas propias del románico y del gótico, al margen de su evidente aspecto de castillo feudal, con numerosas almenas y troneras. De las cuatro puertas que dan acceso a su interior, el pórtico principal ostenta un esbelto pero robusto templete sostenido por dos columnas, que da cobijo a cuatro estatuas que representan diversas figuras de los libros sagrados, tales como San Pedro o Moisés, con sus característicos símbolos.

Ya en su interior, bajo las tres naves de considerable altura, la sencillez artística encuentra su culminación en el altar mayor, junto al que se abren las recoletas capillas dedicadas a Santiago y a San Pedro.

Sin embargo, la más llamativa y popular de todas es la que se construyó bajo la advocación de San Telmo y que guarda con celo sus reliquias. Finalmente, el espacioso claustro de bóvedas ojivales nos muestra diversas inscripciones del obispo Torquemada, quien realizó algunas modificaciones del mismo en 1569.

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