Bélgica. Desayuno casero en nuestra zimmer (pensión) Milchstrasse, en la movida callecita de Hamburgo. El hermoso día pedía repetir un paseo: crucero de dos horas por el río Elba o, mejor dicho, por el Puerto de Hamburgo, histórico y gigantesco, con su inagotable variedad de barcos de todas las formas y procedencias.
Pese a todo lo que ofrece su entorno -famosos restaurantes, tiendas, museos e historia palpable- pasamos por alto sus tentaciones y al mediodía nos dirigimos a la Grand Place de Bruselas para disfrutar en la terraza de uno de sus cafés, cumpliendo el ritual ineludible del waffle.
Luego conocemos el Vivero Real de Leopoldo H, donde el trazado clásico, externo e interno, se entremezcla con la fuerza indómita de su vegetación.
Aunque no sea martes, se trata de Bélgica y nada mejor que terminar la jornada en Brujas y dormir y cenar en el Duque de Borgoña, una de las mejores cocinas de Europa.
La mesa ubicada al lado del ventanal frente a canales y encantadores rincones colma todas las expectativas, visuales y gastronómicas. Tras una caminata por la ciudad, ya desierta, toda para nosotros, disfrutamos de un merecido y reparador descanso.
Pese a todo lo que ofrece su entorno -famosos restaurantes, tiendas, museos e historia palpable- pasamos por alto sus tentaciones y al mediodía nos dirigimos a la Grand Place de Bruselas para disfrutar en la terraza de uno de sus cafés, cumpliendo el ritual ineludible del waffle.
Luego conocemos el Vivero Real de Leopoldo H, donde el trazado clásico, externo e interno, se entremezcla con la fuerza indómita de su vegetación.
Aunque no sea martes, se trata de Bélgica y nada mejor que terminar la jornada en Brujas y dormir y cenar en el Duque de Borgoña, una de las mejores cocinas de Europa.
La mesa ubicada al lado del ventanal frente a canales y encantadores rincones colma todas las expectativas, visuales y gastronómicas. Tras una caminata por la ciudad, ya desierta, toda para nosotros, disfrutamos de un merecido y reparador descanso.