Con los cambios de estación, las ciudades adquieren nuevos encantos, develan olvidados rincones y cambian sus propuestas. En primavera, Montevideo muestra su mejor cara y sus parques se preparan para recibir a los visitantes.
Frente a la costa, serpenteando la Playa Ramírez, se extiende el multifacético Parque Rodó, cuyos jardines -que acogen una asombrosa cantidad de monumentos, fuentes, zonas de juegos y espectáculos-, conforman una propuesta seductora.
Sus actividades son tan variadas como el deporte, la gastronomía y la recreación. Estas ofertas comprenden al Museo de Artes Plásticas y Visuales, la Biblioteca Municipal, el Teatro de Verano, o espectáculos musicales y artísticos que se realizan cada fin de semana frente al lago que rodea el emblemático castillo. El parque infantil y los juegos mecánicos se han convertido en un clásico del entretenimiento montevideano, así como las pizzerías y restaurantes donde disfrutar de un almuerzo con una vista privilegiada del río.
El parque del Prado -uno de los más bellos de la ciudad- posee un aire sereno, claro y melancólico. Un paseo por las antiguas casas de descanso de políticos, artistas y personajes ¡lustres del Montevideo de antaño es toda una experiencia que colma las inquietudes históricas y arquitectónicas. Entre las magníficas casas-quinta que todavía engalanan el barrio, se destacan: el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, en la Avda. Millán, frente al Parque Posadas; el de Antropología, sobre la Avda. de las Instrucciones, frente al Centro de Protección de Choferes; o el Museo Histórico ubicado en la Avda. Luis Alberto de Herrera, siete cuadras antes de llegar al parque.
Grandes avenidas que recorren la ciudad se cruzan en esta zona, unidas por la sombra de los árboles que cierran la calle 19 de abril como un techo.
Para una tarde perfecta, de introspección y caminatas reconfortantes. Nada mejor que recorrer el Jardín Botánico y el Rosedal, con sus características fuentes estilizadas y los sosegados visitantes que contribuyen con la tranquilidad del entorno.
Otro pulmón de la ciudad es el Parque Batlle, antiguamente llamado de los Aliados. A pocos pasos del bullicio céntrico, desde el Obelisco hacia la fuente, el olor a nafta va dando paso a un aire natural muy agradable: la calle Luis Morquio ofrece una vía de acceso al parque flanqueada por casas de amplios jardines, cuyas esculturas tienen una apariencia señorial y solemne.
En este espacio se hallan el Estadio Centenario junto al Velódromo Municipal, el Club de Tiro y la Pista de Atletismo Municipal. También se ubican una cantidad considerable de monumentos y una pequeña plaza de juegos infantiles. Es realmente uno de los lugares predilectos de los aficionados al deporte.
Los partidos de fútbol improvisados, tanto de grandes como de chicos, son muy comunes en esta zona. Para quienes gustan de hacer jogging, se ha diseñado un circuito en el que se señalan las distancias y distintos ejercicios de entrenamiento. Los fines de semana es muy probable que se encuentre un grupo de malabaristas practicando sus rutinas frente al Velódromo Municipal.
Frente a la costa, serpenteando la Playa Ramírez, se extiende el multifacético Parque Rodó, cuyos jardines -que acogen una asombrosa cantidad de monumentos, fuentes, zonas de juegos y espectáculos-, conforman una propuesta seductora.
Sus actividades son tan variadas como el deporte, la gastronomía y la recreación. Estas ofertas comprenden al Museo de Artes Plásticas y Visuales, la Biblioteca Municipal, el Teatro de Verano, o espectáculos musicales y artísticos que se realizan cada fin de semana frente al lago que rodea el emblemático castillo. El parque infantil y los juegos mecánicos se han convertido en un clásico del entretenimiento montevideano, así como las pizzerías y restaurantes donde disfrutar de un almuerzo con una vista privilegiada del río.
El parque del Prado -uno de los más bellos de la ciudad- posee un aire sereno, claro y melancólico. Un paseo por las antiguas casas de descanso de políticos, artistas y personajes ¡lustres del Montevideo de antaño es toda una experiencia que colma las inquietudes históricas y arquitectónicas. Entre las magníficas casas-quinta que todavía engalanan el barrio, se destacan: el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, en la Avda. Millán, frente al Parque Posadas; el de Antropología, sobre la Avda. de las Instrucciones, frente al Centro de Protección de Choferes; o el Museo Histórico ubicado en la Avda. Luis Alberto de Herrera, siete cuadras antes de llegar al parque.
Grandes avenidas que recorren la ciudad se cruzan en esta zona, unidas por la sombra de los árboles que cierran la calle 19 de abril como un techo.
Para una tarde perfecta, de introspección y caminatas reconfortantes. Nada mejor que recorrer el Jardín Botánico y el Rosedal, con sus características fuentes estilizadas y los sosegados visitantes que contribuyen con la tranquilidad del entorno.
Otro pulmón de la ciudad es el Parque Batlle, antiguamente llamado de los Aliados. A pocos pasos del bullicio céntrico, desde el Obelisco hacia la fuente, el olor a nafta va dando paso a un aire natural muy agradable: la calle Luis Morquio ofrece una vía de acceso al parque flanqueada por casas de amplios jardines, cuyas esculturas tienen una apariencia señorial y solemne.
En este espacio se hallan el Estadio Centenario junto al Velódromo Municipal, el Club de Tiro y la Pista de Atletismo Municipal. También se ubican una cantidad considerable de monumentos y una pequeña plaza de juegos infantiles. Es realmente uno de los lugares predilectos de los aficionados al deporte.
Los partidos de fútbol improvisados, tanto de grandes como de chicos, son muy comunes en esta zona. Para quienes gustan de hacer jogging, se ha diseñado un circuito en el que se señalan las distancias y distintos ejercicios de entrenamiento. Los fines de semana es muy probable que se encuentre un grupo de malabaristas practicando sus rutinas frente al Velódromo Municipal.