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Guía turística en Kenia

Viajar por Kenia requiere de todas las cosas que uno normalmente lleva cuando parte de viaje . Sin embargo, hay consejos que siempre viene...

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domingo, 28 de agosto de 2011

Viaje en Tren en Venecia


Al llegar en tren, atravesando el Puente de la Libertad que la une a tierra firme, encontramos un territorio mágico en el que elementos tan cotidianos como los autos o los semáforos simplemente no existen, y donde todo es hermoso y armónico de un modo ligeramente decadente.

En minutos podemos pasar de disfrutar del bullicio del Gran Canal, con su colorido de tarjeta postal y su tráfico permanente de góndolas, lanchas y vaporetti, al silencio y la recogida admiración de alguna imagen que a partir de ese momento se transformará para siempre en una visión personalísima y única de un puente, una loggia o un palazzo. En pocos lugares del mundo podemos ver tantas construcciones nobles juntas formando fila; si bien tienen todos los colores posibles del mármol en sus fachadas y diferencias en sus estilos, conforman lo que algunos arquitectos llaman el "equilibrio veneciano".

Sus 117 islas, 150 canales y 400 puentes forman un mapa complejo donde cada uno de nosotros descubrirá "su" Venecia. Sugerimos comprar, antes de llegar, un buen plano que incluya los puntos de interés y, sobre todo, las líneas regulares de motoscafi (lanchas rápidas) y vaporetti (pequeños barcos del transporte público). Esta previsión nos permitirá movernos con comodidad, ya que las embarcaciones funcionan exactamente como el transporte público de cualquier ciudad (con el toque elegante y romántico de Venecia). Resérvese cada día un buen tiempo para caminatas: Venecia es una ciudad muy segura donde no hay forma de perderse, y le garantizamos que sus ojos se llenarán de belleza cuyo recuerdo perdurará para siempre.

El paso siguiente es recorrer el Gran Canal en vaporetto o en góndola (la primera opción es muy económica, la segunda puede rondar entre los US$70/90). Nos embarcamos en San Marco y vamos hasta el final, a un lado de la estación de Santa Lucia. Sus 3km de recorrido, donde veremos los 200 palacios de mármol, son la herencia más visible de la enorme riqueza que acumuló Venecia a lo largo de los siglos.

De regreso, si desembarcamos en el Ponte di Rialto estaremos en uno de los lugares más fotografiados del mundo. Construido en 1588, llama la atención por su elegancia, pese a que se le impuso a su constructor que por debajo pudiera pasar el arma más poderosa de los venecianos: la "galera" de guerra. Desde el puente, se disfruta una vista de la zona más suntuosa del Gran Canal, y en sus alrededores funciona el centro comercial de Venecia.

Otros "imperdibles" de Venecia: La Gallería dell'Accademia, museo donde se encuentra lo más importante de la famosa escuela veneciana de pintura. La Ca' d'Oro (la Casa de Oro) es un palacio veneciano clásico muy bien conservado, con un hermoso patio interior y una colección -muy destacada- de pinturas, tapices y esculturas venecianas.

martes, 2 de agosto de 2011

Turismo en venecia


Clandestina y generosa. Venecia se ha convertido desde entonces en el refugio de los amantes que buscan ocultarse tras las máscaras lujosas de su sofisticado carnaval.

Amparados bajo el espeso manto de la bruma invernal, estas almas recorren libremente las gastadas callejuelas en complicidad con la tenue luz de las farolas...

Sin más preámbulos, este clásico secular levanta sus telones a las nuevas generaciones cargadas de eterna sensibilidad.

Una ciudad surge milagrosamente del mar. En vez de calles, grandes canales por donde galantemente se deslizan embarcaciones de todo tipo y color, induciendo a la estrecha cercanía. Más de un centenar de islotes unidos entre sí por pétreos puentes forman una intrínseca red que evoca esplendores pasados.

Al llegar al aeropuerto Marco Polo, en Tessera, comienza una nueva e ineludible odisea: el cruce en vaporetto de la laguna que separa a Venecia del continente. Estos taxis marítimos, con revestimiento de madera impecablemente barnizada, navegan, apacibles, entre numerosos veleros que despliegan un sinfín de banderines multicolores.

Semejante espectáculo maravilla y, a medida que la ciudad se acerca, como por arte de extraño encantamiento, comienzan a divisarse a lo lejos las fachadas de edificios cuyos pórticos surgen fusionados con el agua. El sol de la tarde tiñe a la ciudad de un dorado tenue, logrando convertir este momento en perfecta bienvenida. Próximos a desembarcar, el vaporetto es amarrado a un embarcadero de ensueño.

Una escalinata de mármol, flanqueada por dos imponentes candelabros de hierro, nos conduce a la entrada de un majestuoso palaizo convertido en hotel. Salones adornados con frescos renacentistas y una sucesión interminable de arañas de cristal, dan luz a las exquisitas ninfas esculpidas en mármol que delatan lo innegable, lo increíble: ¡estamos en Venecia! Instalados como reyes y después de una ducha reconfortante, hay que recobrar energías con alguna de las tantas delicias que ofrece la cucina italiana.