La Isla del Sur, por su parte, asombra con sus Al pes Neocelandeses de nieves eternas, el Monte Cook con el Glaciar Franz Josef, los lagos Wakati-pu, Te Anau o Tukaki, y los fiordos Milford y Doubtful. Otro punto fuerte es la ciudad de Christ-church, famosa por sus jardines y considerada la más inglesa fuera de Inglaterra. Para vivenciar la cultura escocesa, lo mejor es visitar Dunedin y sus antiquísimas edificaciones de piedra.
Cruzando el mar de Tasmania, Australia se abre a los turistas.
Aunque predominantemente británica, la población aússie está compuesta de gente de distintos lugares y de aborígenes que convergen en un rico acervo cultural reflejado en la infinidad de tradiciones y propuestas gastronómicas.
Sydney, la mayor urbe del país ostenta una de las bahías más hermosas del mundo y ciertas "marcas registradas" como el Teatro de la Ópera y el Puente de la Bahía. Melbourne, por su parte, es señorialmente victoriana y eduardiana con famosos edificios de mediados del siglo XVIII, bellísimos parques y jardines, y modernos centros comerciales. El paraíso turístico australiano está en la Gold Coast, en el estado de Queensland.
Balnearios como Coolangatta, Broad Beach y Surfers Paradise guardan cierta similitud con las partes más "salvajes" de la Florida y varios cruceros recorren la barrera coralina de la zona de Kuranda. A las playas se suman los tradicionales parques temáticos de Wet and Wild, Warner Brothers y Sea World, entre otros. Para finalizar, el misterio y la naturaleza signan los territorios del Norte: el Parque Nacional de Kakadu con sus cocodrilos gigantes o el Desierto Rojo australiano con los Montes Olgas y la famosa roca Uluru.
Estas maravillas son tan solo parte del legado de los descubrimientos que el Capitán Cook, en el siglo XVIII, y que han perdurado para nuestro deleite.
Cruzando el mar de Tasmania, Australia se abre a los turistas.
Aunque predominantemente británica, la población aússie está compuesta de gente de distintos lugares y de aborígenes que convergen en un rico acervo cultural reflejado en la infinidad de tradiciones y propuestas gastronómicas.
Sydney, la mayor urbe del país ostenta una de las bahías más hermosas del mundo y ciertas "marcas registradas" como el Teatro de la Ópera y el Puente de la Bahía. Melbourne, por su parte, es señorialmente victoriana y eduardiana con famosos edificios de mediados del siglo XVIII, bellísimos parques y jardines, y modernos centros comerciales. El paraíso turístico australiano está en la Gold Coast, en el estado de Queensland.
Balnearios como Coolangatta, Broad Beach y Surfers Paradise guardan cierta similitud con las partes más "salvajes" de la Florida y varios cruceros recorren la barrera coralina de la zona de Kuranda. A las playas se suman los tradicionales parques temáticos de Wet and Wild, Warner Brothers y Sea World, entre otros. Para finalizar, el misterio y la naturaleza signan los territorios del Norte: el Parque Nacional de Kakadu con sus cocodrilos gigantes o el Desierto Rojo australiano con los Montes Olgas y la famosa roca Uluru.
Estas maravillas son tan solo parte del legado de los descubrimientos que el Capitán Cook, en el siglo XVIII, y que han perdurado para nuestro deleite.