Corría el año 1796 cuando el capitán inglés James Cook llegó a las desconocidas tierras de Nueva Zelanda. Su siguiente descubrimiento: la indómita Australia. Su desembarco puso punto final al aislamiento de esta zona austral.
Sin embargo, estos lejanos puntos del hemisferio sur ya estaban habitados, desde hacía casi 100.000 años, por australianos de origen melanesio, llegados presumiblemente de Indonesia y el sudeste asiático.. Mientras tanto, los maoríes arribaban, navegando en sus largas barcazas desde las remotas islas de la Polinesia Francesa.
Una recorrida siguiendo los pasos del pionero Cook propone descubrir maravillas que datan de miles de años, en contraste con modernos ejemplos del siglo XXI.
Nueva Zelanda -también conocida como Aote-roa o "Isla de la Gran Nube Blanca", como la llaman los maoríes- se presenta poblada de bosques con heléchos prehistóricos, imponentes fiordos, lagos resultantes de la última glaciación del planeta, ciudades con rascacielos, pueblitos del más puro estilo inglés y escocés, y maravillas naturales de playas y volcanes.
El país se divide en dos islas, la Norte y la Sur, ambas habitadas por maoríes y pakehas ("blancos", en idioma nativo) que descienden de ingleses, escoceses, galeses e irlandeses. La "estrella" de la Isla Norte es Auckland, la ciudad neocelandesa más grande y moderna, conocida como la capital de la navegación por la cantidad de yates y veleros anclados en sus bahías.
Rotorua, el mayor centro termal del país, es visitado por sus geysers, pozos de lodo hirviente, aguas termales y por poseer el mayor centro de la cultura maorí de la región, mientras que en Wellington, la capital, es posible conocer algunas de las granjas frutícolas que se dedican al cultivo del ki-wi.
Sin embargo, estos lejanos puntos del hemisferio sur ya estaban habitados, desde hacía casi 100.000 años, por australianos de origen melanesio, llegados presumiblemente de Indonesia y el sudeste asiático.. Mientras tanto, los maoríes arribaban, navegando en sus largas barcazas desde las remotas islas de la Polinesia Francesa.
Una recorrida siguiendo los pasos del pionero Cook propone descubrir maravillas que datan de miles de años, en contraste con modernos ejemplos del siglo XXI.
Nueva Zelanda -también conocida como Aote-roa o "Isla de la Gran Nube Blanca", como la llaman los maoríes- se presenta poblada de bosques con heléchos prehistóricos, imponentes fiordos, lagos resultantes de la última glaciación del planeta, ciudades con rascacielos, pueblitos del más puro estilo inglés y escocés, y maravillas naturales de playas y volcanes.
El país se divide en dos islas, la Norte y la Sur, ambas habitadas por maoríes y pakehas ("blancos", en idioma nativo) que descienden de ingleses, escoceses, galeses e irlandeses. La "estrella" de la Isla Norte es Auckland, la ciudad neocelandesa más grande y moderna, conocida como la capital de la navegación por la cantidad de yates y veleros anclados en sus bahías.
Rotorua, el mayor centro termal del país, es visitado por sus geysers, pozos de lodo hirviente, aguas termales y por poseer el mayor centro de la cultura maorí de la región, mientras que en Wellington, la capital, es posible conocer algunas de las granjas frutícolas que se dedican al cultivo del ki-wi.
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