EL SANTO VIAJERO Desde la plaza frente al Municipio, en el corazón del centro cívico, una hermosa sirena, bañada por las aguas en el centro de una fontana, alza en sus manos el escudo de la ciudad y su mirada se pierde en las alturas del Monte San Biaggio, coronado por el Cristo Redentor.
La estatua alusiva (la segunda en tamaño en el mundo, luego del Cristo de Río de Janeiro) fue un regalo del Conde de Piemonte, benefactor de la ciudad y -curiosamente- ateo.
Desde sus 22m de altura y los 19m que hay entre sus manos, los ojos de Jesucristo miran fijamente al visitante en su camino hasta la base. Además de la magnificencia de la obra, las hermosísimas vistas de la costa y los valles, la cima del monte cuenta con una de las atracciones religiosas más importantes de la zona: la Basílica San Biaggio, que guarda el tórax del santo desde el año 732.
La devoción del pueblo a su patrono data del siglo XVII. En esa oportunidad, debieron alzarse en armas frente a una brigada de 160 bandidos que habían sitiado la ciudad. El triunfo popular fue atribuido al santo protector y, desde entonces, todos los años en la segunda semana de mayo, se realiza el festival en su honor, en el cual el Alcalde de la ciudad entrega un cirio en señal de agradecimiento.
Decenas de fieles transitan por aquí durante horas tomando fotos, orando en la capilla o comprando compulsivamente toda clase de souvenirs que luego buscarán bendecir restregándolos contra la impenetrable caja de cristal que proteje las reliquias sacras.
La estatua alusiva (la segunda en tamaño en el mundo, luego del Cristo de Río de Janeiro) fue un regalo del Conde de Piemonte, benefactor de la ciudad y -curiosamente- ateo.
Desde sus 22m de altura y los 19m que hay entre sus manos, los ojos de Jesucristo miran fijamente al visitante en su camino hasta la base. Además de la magnificencia de la obra, las hermosísimas vistas de la costa y los valles, la cima del monte cuenta con una de las atracciones religiosas más importantes de la zona: la Basílica San Biaggio, que guarda el tórax del santo desde el año 732.
La devoción del pueblo a su patrono data del siglo XVII. En esa oportunidad, debieron alzarse en armas frente a una brigada de 160 bandidos que habían sitiado la ciudad. El triunfo popular fue atribuido al santo protector y, desde entonces, todos los años en la segunda semana de mayo, se realiza el festival en su honor, en el cual el Alcalde de la ciudad entrega un cirio en señal de agradecimiento.
Decenas de fieles transitan por aquí durante horas tomando fotos, orando en la capilla o comprando compulsivamente toda clase de souvenirs que luego buscarán bendecir restregándolos contra la impenetrable caja de cristal que proteje las reliquias sacras.
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