Incluso si no se tiene en cuenta su mención en la Biblia, estos árboles desempeñaron un rol esencial en la cultura, el comercio y los rituales del antiguo oriente. Estos bosques fueron explotados por asirios, babilonios, persas, al igual que por cananeos y fenicios. Su madera era especialmente apreciada por su perfume, su resistencia y el tamaño de sus troncos, todo lo cual llevó a que tuviera una fuerte presencia en la construcción de tumbas, palacios y techos de templos.
Del inmenso bosque que poseía el Líbano, quedan hoy pocos sobrevivientes, entre los cuales se destacan los existentes en el bosque de Bsharré, conocidos con el nombre de los Cedros de Dios.
Los Cedros están situados en una región de gran interés natural e histórico. Desde la cima de la montaña que la domina -a más de 3000m de altitud- se puede contemplar este territorio de torrentes, manantiales, cascadas, infinidad de capillas y ermitas rupestres: un oasis de paz para sentirse purificado por una jornada en contacto con lo natural y lo rudimentariamente artístico.
Esta área es actualmente un punto turístico visitado para practicar los deportes de invierno, por su paisaje y por la calidad de la nieve; con pistas habilitadas durante casi cinco meses al año (de diciembre a abril), pistas para niños, con instructores profesionales y contando con todo el equipamiento necesario para desarrollar estas actividades.
No se sorprenda si algún lugareño lo invita a su casa, no lo rechace. La gente de la montaña es muy acogedora y le ofrece todo lo que tiene. Es una oportunidad única para conocer cómo viven, degustar platos exquisitos, escuchar historias increíbles y salir con las manos siempre llenas de frutas, dulces o una buena provisión de pan libanes.
Hay tres rutas para llegar a los Cedros: cualquiera sea la que escojamos, el entorno será siempre cautivante, especialmente cuando la nieve comienza a cubrir los valles. En esta zona hoteles, chalets, restaurantes y discotecas conforman una infraestructura preparada para recibir al turismo local, y a los visitantes, cada día más numerosos, provenientes del resto del mundo árabe y Europa.
Del inmenso bosque que poseía el Líbano, quedan hoy pocos sobrevivientes, entre los cuales se destacan los existentes en el bosque de Bsharré, conocidos con el nombre de los Cedros de Dios.
Los Cedros están situados en una región de gran interés natural e histórico. Desde la cima de la montaña que la domina -a más de 3000m de altitud- se puede contemplar este territorio de torrentes, manantiales, cascadas, infinidad de capillas y ermitas rupestres: un oasis de paz para sentirse purificado por una jornada en contacto con lo natural y lo rudimentariamente artístico.
Esta área es actualmente un punto turístico visitado para practicar los deportes de invierno, por su paisaje y por la calidad de la nieve; con pistas habilitadas durante casi cinco meses al año (de diciembre a abril), pistas para niños, con instructores profesionales y contando con todo el equipamiento necesario para desarrollar estas actividades.
No se sorprenda si algún lugareño lo invita a su casa, no lo rechace. La gente de la montaña es muy acogedora y le ofrece todo lo que tiene. Es una oportunidad única para conocer cómo viven, degustar platos exquisitos, escuchar historias increíbles y salir con las manos siempre llenas de frutas, dulces o una buena provisión de pan libanes.
Hay tres rutas para llegar a los Cedros: cualquiera sea la que escojamos, el entorno será siempre cautivante, especialmente cuando la nieve comienza a cubrir los valles. En esta zona hoteles, chalets, restaurantes y discotecas conforman una infraestructura preparada para recibir al turismo local, y a los visitantes, cada día más numerosos, provenientes del resto del mundo árabe y Europa.
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