Los caserones e iglesias de sus empinadas calles transportan al pasado, a los oscuros tiempos de la esclavitud. Sin ir más lejos, pelourinho es el nombre del pilar sobre el que se castigaba a los esclavos.
Esas casas de tonos amarillos, celestes y rosados, de ventanas simétricas y tejas rojas fueron habitadas por las familias aristocráticas hasta fines del siglo XIX. Perderse en el casco histórico es muy simple. Pero con la misma facilidad se descubren rincones encantadores, aromas especiales y personajes novelescos.
Caminando entre mujeres vestidas típicamente llego al Pelourinho. Comienzo por su puerta de entrada, el Terrero de Jesús. La Catedral Basílica da Sé, erigida en el año 1657, posee varios estilos arquitectónicos, que van del renacentista al neoclásico. Con su frente en mármol y torres bajas, lo curioso es que fue construida con piedras numeradas, una a una, y traídas de Portugal para que fuesen montadas aquí. Al lado, el Museo Afro-Brasileño expone un exótico acervo de máscaras, estatuas y paramentos para el culto del candomblé, además de documentos relativos a la cultura negra de Brasil.
En el Peló hay varias iglesias que son verdaderas maravillas. La Ordem Terceira de Sao Francisco merece ser conocida. Su bellísima fachada original, toda en piedra de cantería cincelada, por 100 años quedó escondida bajo una carnada de cal. Restaurada en la primera mitad del siglo XX, es uno de los cuatro ejemplares que quedan en el mundo.
En su interior hay un importante museo de arte religioso y paneles de raros azulejos portugueses que retratan Lisboa, antes del terremoto de 1755. Más adelante, está la Iglesia de la Ordem Terceira do Carmo, fechada en 1636, con detalles neoclásicos y rococós. Además de la riqueza de su interior, posee un órgano francés, de 1836, con 436 tubos que todavía se encuentran en funcionamiento.
En la calle Gregorio de Matos está el imponente Solar do Ferrao, cuya construcción tuvo su inicio en 1690 y que fue por completo remozado. Actualmente, abriga el Museo Abelardo Rodrigues, que tiene la mayor colección particular de arte religioso del país, con más de ochocientas obras, entre pinturas, objetos, muebles y una imagen de Nossa Senhora da Conceigáo, del siglo XIV.
En frente está el Instituto de Artesanía Visconde de Mauá, centro de artesanía regional, y la Casa de Olodum, sede del famoso grupo musical, que acompañó al compositor americano Paul Simón y al cantor jamaicano Jimmy Cliff, en grabaciones internacionales. En la misma plaza, la Fundación Casa de Jorge Amado reúne alrededor de 40.000 documentos, entre diarios, revistas, fotografías y libros, que recorren la vida del autor. Por la ventana, se ve la iglesia de Nossa Senhora do Rosario dos Pretos, cuyo rosario negro en la parte inferior de la cúpula simboliza la fe de los esclavos.
Esas casas de tonos amarillos, celestes y rosados, de ventanas simétricas y tejas rojas fueron habitadas por las familias aristocráticas hasta fines del siglo XIX. Perderse en el casco histórico es muy simple. Pero con la misma facilidad se descubren rincones encantadores, aromas especiales y personajes novelescos.
Caminando entre mujeres vestidas típicamente llego al Pelourinho. Comienzo por su puerta de entrada, el Terrero de Jesús. La Catedral Basílica da Sé, erigida en el año 1657, posee varios estilos arquitectónicos, que van del renacentista al neoclásico. Con su frente en mármol y torres bajas, lo curioso es que fue construida con piedras numeradas, una a una, y traídas de Portugal para que fuesen montadas aquí. Al lado, el Museo Afro-Brasileño expone un exótico acervo de máscaras, estatuas y paramentos para el culto del candomblé, además de documentos relativos a la cultura negra de Brasil.
En el Peló hay varias iglesias que son verdaderas maravillas. La Ordem Terceira de Sao Francisco merece ser conocida. Su bellísima fachada original, toda en piedra de cantería cincelada, por 100 años quedó escondida bajo una carnada de cal. Restaurada en la primera mitad del siglo XX, es uno de los cuatro ejemplares que quedan en el mundo.
En su interior hay un importante museo de arte religioso y paneles de raros azulejos portugueses que retratan Lisboa, antes del terremoto de 1755. Más adelante, está la Iglesia de la Ordem Terceira do Carmo, fechada en 1636, con detalles neoclásicos y rococós. Además de la riqueza de su interior, posee un órgano francés, de 1836, con 436 tubos que todavía se encuentran en funcionamiento.
En la calle Gregorio de Matos está el imponente Solar do Ferrao, cuya construcción tuvo su inicio en 1690 y que fue por completo remozado. Actualmente, abriga el Museo Abelardo Rodrigues, que tiene la mayor colección particular de arte religioso del país, con más de ochocientas obras, entre pinturas, objetos, muebles y una imagen de Nossa Senhora da Conceigáo, del siglo XIV.
En frente está el Instituto de Artesanía Visconde de Mauá, centro de artesanía regional, y la Casa de Olodum, sede del famoso grupo musical, que acompañó al compositor americano Paul Simón y al cantor jamaicano Jimmy Cliff, en grabaciones internacionales. En la misma plaza, la Fundación Casa de Jorge Amado reúne alrededor de 40.000 documentos, entre diarios, revistas, fotografías y libros, que recorren la vida del autor. Por la ventana, se ve la iglesia de Nossa Senhora do Rosario dos Pretos, cuyo rosario negro en la parte inferior de la cúpula simboliza la fe de los esclavos.