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Guía turística en Kenia

Viajar por Kenia requiere de todas las cosas que uno normalmente lleva cuando parte de viaje . Sin embargo, hay consejos que siempre viene...

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martes, 24 de mayo de 2011

Turismo en Brasil


Los caserones e iglesias de sus empinadas calles transportan al pasado, a los oscuros tiempos de la esclavitud. Sin ir más lejos, pelourinho es el nombre del pilar sobre el que se castigaba a los esclavos.

Esas casas de tonos amarillos, celestes y rosados, de ventanas simétricas y tejas rojas fueron habitadas por las familias aristocráticas hasta fines del siglo XIX. Perderse en el casco histórico es muy simple. Pero con la misma facilidad se descubren rincones encantadores, aromas especiales y personajes novelescos.

Caminando entre mujeres vestidas típicamente llego al Pelourinho. Comienzo por su puerta de entrada, el Terrero de Jesús. La Catedral Basílica da Sé, erigida en el año 1657, posee varios estilos arquitectónicos, que van del renacentista al neoclásico. Con su frente en mármol y torres bajas, lo curioso es que fue construida con piedras numeradas, una a una, y traídas de Portugal para que fuesen montadas aquí. Al lado, el Museo Afro-Brasileño expone un exótico acervo de máscaras, estatuas y paramentos para el culto del candomblé, además de documentos relativos a la cultura negra de Brasil.

En el Peló hay varias iglesias que son verdaderas maravillas. La Ordem Terceira de Sao Francisco merece ser conocida. Su bellísima fachada original, toda en piedra de cantería cincelada, por 100 años quedó escondida bajo una carnada de cal. Restaurada en la primera mitad del siglo XX, es uno de los cuatro ejemplares que quedan en el mundo.

En su interior hay un importante museo de arte religioso y paneles de raros azulejos portugueses que retratan Lisboa, antes del terremoto de 1755. Más adelante, está la Iglesia de la Ordem Terceira do Carmo, fechada en 1636, con detalles neoclásicos y rococós. Además de la riqueza de su interior, posee un órgano francés, de 1836, con 436 tubos que todavía se encuentran en funcionamiento.

En la calle Gregorio de Matos está el imponente Solar do Ferrao, cuya construcción tuvo su inicio en 1690 y que fue por completo remozado. Actualmente, abriga el Museo Abelardo Rodrigues, que tiene la mayor colección particular de arte religioso del país, con más de ochocientas obras, entre pinturas, objetos, muebles y una imagen de Nossa Senhora da Conceigáo, del siglo XIV.

En frente está el Instituto de Artesanía Visconde de Mauá, centro de artesanía regional, y la Casa de Olodum, sede del famoso grupo musical, que acompañó al compositor americano Paul Simón y al cantor jamaicano Jimmy Cliff, en grabaciones internacionales. En la misma plaza, la Fundación Casa de Jorge Amado reúne alrededor de 40.000 documentos, entre diarios, revistas, fotografías y libros, que recorren la vida del autor. Por la ventana, se ve la iglesia de Nossa Senhora do Rosario dos Pretos, cuyo rosario negro en la parte inferior de la cúpula simboliza la fe de los esclavos.

sábado, 21 de mayo de 2011

Salvador de Bahía


La visita a Salvador es apenas el comienzo de un memorable recorrido por el litoral del estado, lleno de bellos paisajes que todavía no fueron tocados por el hombre. A lo largo de 750km nos encontramos con lugares como Ilhéus, Porto Seguro, Santa Cruz de Cabrália y Prado, que siguen mostrando tramos salvajes repletos de cocoteros, islas y mar de aguas cristalinas.

Itaparica (playas de agua tibia y poco profunda, del otro lado de la Bahia de Todos os Santos) es el punto de partida hacia el litoral sur, que actualmente tiene sus encantos más accesibles por la moderna ruta Línea Verde. Esta carretera recorre parte del litoral bahiano, desde Praia do Forte hasta Mangue Seco, en la frontera con el estado de Sergipe.

Aun el brasileño cuando visita Salvador por primera vez, queda impresionado. A cada paso hay una iglesia, bahianas gordas vendiendo acarajé, cocoteros y edificios con siglos de edad. Todo rodeado por playas y gente sonriente. Si es día de fiesta, los tríos que circulan por las calles con sus ritmos provocativos, hacen bailar hasta a las piedras.

Bajo el sol y las bendiciones del Señor do Bonfim, Salvador está más colorida. Escenario de las mayores expresiones artísticas e históricas de la ciudad, el Pelourinho -conjunto de las primeras casas- erigido en el corazón de esta comarca, recibió nuevos colores.

El centro histórico despierta desde 1985 atenciones especiales. Fue considerado por la Unesco, Patrimonio Cultural de la Humanidad y registrado como el conjunto más importante del estilo colonial brasileño. La restauración está devolviendo a los edificios e iglesias su apariencia original Las viejas construcciones, otrora con fachadas decadentes, fueron totalmente restauradas y en la actualidad abrigan tiendas, restaurantes y museos.

Por las calles del Peló (como los bahianos acostumbran llamarlo) el espíritu de la ciudad está presente en los compases marcados de grupos afros y en el olor del dende que invade el aire; sonidos y perfumes que solamente se encuentran en este territorio.

viernes, 20 de mayo de 2011

Las costas de Bahía


Varias Bahías dentro de Bahía: la multifacética cara de la cultura y de las riquezas naturales de esta tierra de todos los santos, de todos los dioses.

Son retratos de peregrinos de Bom Jesús da Lapa y de Monte Santo; de las playas del litoral sur del estado; del Carnaval de Salvador -de sus comparsas y tríos-; de la belleza natural de Chapada Diamantina; de la diversidad folclórica de las ciudades del sertao baiano-, de Rio Sao Francisco con sus leyendas y premoniciones. Nordeste de carnaval, de templos barrocos, de orixás.

Calendario, reloj, altura del sol... nada de eso importa. A toda hora el bahiano sale a las calles para bailar, cantar y conmemorar sus privilegios naturales. En la tierra de todos los santos, todo el mundo se entrega al axé. Luciana cierra los ojos y se mueve. Cadenciosamente. Sabe que su cintura luce bien y la menea con la desenvoltura de quienes han nacido acá.

Parece ida, en trance: con los brazos en alto, la boca semiabierta y un pelo largo, negro y crespo, que cada tanto se arregla provocativamente. Luciana, que aparenta 20 años, me recuerda a Sonia Braga en Gabriela. Baila muy cerca, a menos de un metro. Y huele bien. Aveces mira fijo, sonríe, pero rápidamente vuelve a lo suyo: cierra los ojos, sube los brazos y otra vez a deslizarse en el ritmo de tambores. Esto es Brasil, por si alguien lo ha olvidado.

Es decir, el país que ha formado toda una industria, todo un imperio turístico sobre la base de argumentos tan contrapuestos como complementarios: la fiesta, la historia y el descanso.

Bahía es única en sus muchos encantos. En las creencias, gestos y musicalidad de su gente. En los aromas fuertes de su comida muy condimentada. En la exuberante naturaleza de sus lOOOkm. de playas. En sus iglesias, museos y monumentos, que son testigos de más de 500 años de historia.

Todo esto sirvió de inspiración y escenario para los libros de Jorge Amado, su escritor más famoso, que retratan con perfección a este conjunto casi fantástico. Llegué en un momento muy especial: pocos días después de la muerte de Jorge Amado, rey de este lugar tan rico.