Apenas una década después del mítico vuelo de los hermanos Wright en Kitty Hawk, el pri-mer boleto de avión era emitido por la St. PetersburgTampa Airboat Line a un temerario pasajero, un Io de enero de 1914. Este histórico hecho convirtió a la zona en la cuna del transporte aéreo comercial y lo recuerda con una placa en el aeropuerto Internacional de St. Petersburg-Clearwater.
Hoy en día, hordas de turistas desembarcan en esta terminal, más ansiosos por volcarse a la gloriosa costa que por enterarse de tan mentado acontecimiento; sin embargo, además del rosario de hermosas playas como Madeira Beach, Iridian Rocks, Redington y Treasure lsland -incluyendo las de St. Petersburg y Clearwater- esta porción de tierra bañada por el golfo de México al oeste y la bahía de Tampa al este, combina propuestas que van más allá de la oferta tradicional de un balneario.
A sus playas y los infaltables parques temáticos, se suman siete museos, dos docenas de galerías, un distrito gastronómico variadísimo y algunos de los más reconocidos anticuarios, todo lo cual la ha convertido en la costa cultural de la Florida.
Los habitantes de este pueblo costero conservan una sana costumbre: presenciar y venerar los crepúsculos. Al grupo de fanáticos que tarde a tarde buscaban admirar este espectáculo natural, poco a poco fueron uniéndoseles artistas, artesanos y algún que otro vendedor de hot dogs.
La cita quedó marcada: a partir de las 6pm, en el Pier 60 (Muelle 60), frente a la Marina Municipal de Clearwater, visitantes y locales se suman al Sun-set Celebration. La juerga sigue hasta dos horas después de que el astro rey se retira.
Hoy en día, hordas de turistas desembarcan en esta terminal, más ansiosos por volcarse a la gloriosa costa que por enterarse de tan mentado acontecimiento; sin embargo, además del rosario de hermosas playas como Madeira Beach, Iridian Rocks, Redington y Treasure lsland -incluyendo las de St. Petersburg y Clearwater- esta porción de tierra bañada por el golfo de México al oeste y la bahía de Tampa al este, combina propuestas que van más allá de la oferta tradicional de un balneario.
A sus playas y los infaltables parques temáticos, se suman siete museos, dos docenas de galerías, un distrito gastronómico variadísimo y algunos de los más reconocidos anticuarios, todo lo cual la ha convertido en la costa cultural de la Florida.
Los habitantes de este pueblo costero conservan una sana costumbre: presenciar y venerar los crepúsculos. Al grupo de fanáticos que tarde a tarde buscaban admirar este espectáculo natural, poco a poco fueron uniéndoseles artistas, artesanos y algún que otro vendedor de hot dogs.
La cita quedó marcada: a partir de las 6pm, en el Pier 60 (Muelle 60), frente a la Marina Municipal de Clearwater, visitantes y locales se suman al Sun-set Celebration. La juerga sigue hasta dos horas después de que el astro rey se retira.
