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Guía turística en Kenia

Viajar por Kenia requiere de todas las cosas que uno normalmente lleva cuando parte de viaje . Sin embargo, hay consejos que siempre viene...

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miércoles, 8 de abril de 2015

Montevideo y Colonia del Sacramento, Uruguay


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Al otro lado del Río de la Plata y el aterrizaje en Colonia del Sacramento, una ciudad histórica fundada por los portugueses, antes de viajar a Montevideo, capital de Uruguay. Luego, a través de términos de agua caliente vagando bajo el brazo de los transeúntes, cambiar la yerba mate para la cerveza y la barbacoa durante el día de ajetreo característico Mercado del Puerto - el lugar de encuentro sábados por la tarde en la ciudad.

Introduzca un mercado trae casi siempre agradables sorpresas. Uno ve las frutas y verduras de cada lugar, las minorías étnicas que venden sus productos hechos a mano, el aspecto desconocido de la comida y degustar productos extraños o falsificados "originales" y "garantizado". Una variedad de bienes, personas y sabores que ayudan a asimilar una ciudad, una región, un país.

Casco antiguo de Sacramento, Uruguay de Colonia


Recuerdo, por ejemplo, las mujeres Dao y H & 'ntre la venta de sus webs en el mercado semanal de Sapa, Vietnam. Los olores de los puestos de comida en la Indein en las orillas del lago Inle, Myanmar. Hombres jugando al billar en el mercado Kharkhorin, Mongolia profunda. Los colores de las telas en dicho mercado en Dili, Timor Oriental. El tráfico caótico del mercado flotante de Cai Rang, el delta del río Mekong. O, más recientemente, las barras de polvo y dinamita secos venden a cualquier persona en el mercado minero en Potosí, Bolivia.

Apenas llegado a Uruguay, a bordo de un ferry que cruzaba el Río de la Plata y se acopló en Colonia del Sacramento - una ciudad fundada por Manuel Lobo en 1680 - me advirtió que era "obligatoria" de pasar el sábado por la tarde en el Mercado del Puerto de Montevideo. Tenía sólo dos días para explorar la pequeña pero hermosa Colonia.

La influencia portuguesa se hizo evidente en la arquitectura del centro histórico, clasificado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un centro con decenas de edificios coloniales muy bien conservadas y llena de museos. El Museo Municipal, el Museo Paleontológico, el Museo de la India, el Museo Español, el Museo del Azulejo y por supuesto el Museo Portugués. En este último, que se encuentra en el centro de la Plaza Mayor, el centro histórico, se puede disfrutar de fragmentos de azulejos lusos del siglo XVII retirado de excavaciones del Bastión del Carmen, antigua fortificación de la época colonial. Y ropa y monedas de otros tiempos. Y piezas de cerámica popular contemporáneo proveniente de la región del Alentejo, Minho y Tras-os-Montes, provocando un suave nostalgia en los que no han pisar suelo portugués durante tantos meses. Luego llegó el sábado por la mañana y la hora de tomar un autobús hacia Montevideo, en vez de seguir el consejo recibido y mirar los disturbios en el Mercado del Puerto.

Era un edificio cuadrangular, arquitectura antigua y curiosa. No es la venta de ropa, gafas de sol Ray Ban, fruta o discos piratas compactos. Había, en cambio, una gran cantidad de carne y cerveza. Fue restaurantes a mercado. El equivalente a nuestros asadores, pero en un ambiente totalmente informal. Cientos de jóvenes emborcavam cervezas tres cuartos de litro, comió barbacoa, citas o tratado de entablar una conversación con las hermosas morenas de la capital. Era como una fiesta nocturna que eran, en plena luz del día. La pista de baile había sido sustituido por el centro del mercado, sin mesas y sillas. Los mostradores de los bares eran los restaurantes. Y, a eso de las cinco de la tarde, cuando estaba a punto de cerrar, los mismos hombres alegres, de trastornos del habla y torpe pie. Una reunión espontánea, muy social y sin pretensiones.

Vista de una plaza en el centro de Montevideo, capital de Uruguay

La vida nocturna era aún más intenso. Pero todo había comenzando bastante tarde. A la media noche, por ejemplo, las calles permanecieron latentes y los bares casi sin gente. Un poco más tarde transfiguravam y estaban llenos de gente joven, hermosa y bien vestida. Podría ser cualquier capital europea, no era algo muy peculiar en algunos transeúntes.

Ya en las calles de las ciudades argentinas no habían dado cuenta de ese fenómeno, pero, en Uruguay, el tamaño de la misma era mucho más grande. La gente llevaba bajo el brazo términos que contienen agua caliente, como un periódico enrollado. En un lado, un jarrón extraño hizo de cristal y trabajó, que la falda invariablemente una especie de boquilla metálica. Hierbas verdes llenaron la copa y dijo que, de vez en cuando, la parte superior de la boquilla fue llevado a la boca individuo de la reunión. Todo el mundo lo hizo.

Vi este ritual los peatones en las personas que se sientan en los bancos del parque, en los cafés y restaurantes, en las tiendas de los empleados, en todas partes. ¿Qué había en la copa fue la yerba mate, que los uruguayos son los mayores consumidores del mundo. "Cada bebida uruguaya en promedio 540 litros de mate por año" - podía leer un cartel colocado en la cocina de un albergue de Montevideo. Probado, curioso, para luego abandonar. Para un paladar acostumbrado, sabor amargo y fuerte no fue nada agradable. Después de un par de intentos me quedei para bebidas más conocidas. Una cerveza para acompañar un asado jugoso, el Mercado del Puerto de Montevideo.

jueves, 12 de enero de 2012

Rocha


Se dice que en el departamento de Rocha nace el sol de la Patria... y con su dorado color, también nace el butiá. Ese humilde fruto de la palmera que lleva el mismo nombre, está siendo valorizado y saboreado entre nosotros desde hace relativamente poco tiempo.

Pero si rastreamos en la historia, encontramos que los charrúas gustaban tanto de los cogollos de ceibo como de los "coquitos" de esta palma: sus desechos y carozos revelaban después por dónde se habían desplazado.

Las leyendas alrededor de la edad de las palmeras, citan recuerdos de muchos siglos: hasta en las tumbas indígenas se han encontrado residuos de este fruto.

Paseando por Rocha, la presencia elegante y continua de las palmeras de color ceniciento, que forman los Palmares entre Castillos y Aguas Dulces no deja de sorprender.

En abril, los coquitos ya están maduros: dorados, dulces y jugosos, son disfrutables desde la vista al paladar. Hasta las bolsitas que nos venden a la orilla de la carretera tienen "ese encanto" tan especial.

Paisaje diferente, aves de variado plumaje y color, atardeceres únicos, marcan en nuestra memoria los tiempos pasados en ese entorno. Y los recuerdos del paladar nos acercan el "licor de butiá" chorreando un postre cremoso, así como la mermelada que traemos cada vez que visitamos La Paloma, como estirando un poco más el placer vivido, siempre breve.

miércoles, 6 de julio de 2011

Canelones - Uruguay


Las tranquilas aguas del río Santa Lucía y su puente colgante son el preludio perfecto para un fin de semana que combina descanso, historia y diversión al aire libre.

Esta localidad del departamento de Canelones es una de las más históricas del país, desde que se dio a conocer como centro turístico de prestigio en la segunda mitad del siglo XIX, Hoy, es la preferida por los amantes de las actividades náuticas y ecoturistas.

El rio convoca gran cantidad de visitantes y a sus orillas se extiende un amplio parque donde se encuentra el camping de Santa Lucía. Sobre una de sus márgenes y cerca del puente, la Posada de los Botes dispone de un restaurante y un salón de fiestas
Recorrer el río en canoa es una de las actividades más comunes de la zona. Las embarcaciones se alquilan en el Club Náutico, a $50 la hora. Para los que prefieren tierra firme, existe la posibilidad de jugar al fútbol 5 o al paddle.

Uno de los testimonios de la rica trayectoria de Santa Lucía es el Hotel Biltmore, fundado en 1872 con el nombre de Hotel Oriental, siendo el más antiguo del país que continúa en funcionamiento.

Allí se alojaron quienes fueron presidentes argentinos, Miguel Juárez y Domingo Faustino Sarmiento y también el ex mandatario uruguayo Máximo Santos. En la habitación 32, Carlos Gardel dedicó una canción al plantel de Nacional y a su amigo José Nasazzi, campeón del mundo en 1930; ademas las instalaciones de este hotel sirvieron de escenario para la película argentina El Faro, protagonizada por Ricardo Darín y Norma Aleandro.

La Quinta de ios Capurro, convertida en uno de los jardines botánicos más exóticos del país, alberga una importante cantidad de plantas provenientes de Japón, India, Egipto y otros países lejanos. Todos los días de la semana, este Jardín Botánico ofrece un paseo guiado en forma gratuita.

Para completar el circuito, la antigua Casa de Rodó -que acogió al prestigioso escritor durante su infancia- es hoy la sede de la Casa de Cultura donde se organizan variadas muestras y espectáculos.

La plaza Tomás Berreta y la calle principal. Fructuoso Rivera, tienen el típico encanto apacible de los pueblos uruguayos. Algunas de sus calles más céntricas están decoradas por atractivos murales. Un microcine, ubicado en el Club Social 23 de Marzo, funciona de viernes a domingo.

El río Santa Lucía es navegable desde Santa Rosa a lo largo de casi 30km, atravesando torrentosas cascadas antes de llegar a la ciudad de Santa Lucía. A 6km de allí se encuentra el poblado de Aguas Corrientes, y siguiendo 6km más, el tradicional Parador Tajes.

domingo, 3 de abril de 2011

El Terruño (Uruguay) - Parte 2


Pasado el mediodía, al alejarse las excursiones hacia Colonia, la paz del campo se apodera de los huéspedes. Es el momento ideal para una caminata hacia un curioso edificio que se levanta en las inmediaciones y que, como todo en estos pagos, tiene su historia. Hace 6 años, un 19 de marzo (Día de San José) una tormenta eléctrica descargó su furia sobre "La Rueda", provocando un incendio de importantes dimensiones. La gente de El Terruño reconstruyó gran parte de lo dañado por el rayo.

Y además levantaron con sus propias manos una hermosa capilla de barro en honor a este santo.

Muy cerca, en un hermoso monte autóctono de talas y coronillas, suelen organizarse búsquedas del tesoro con los huéspedes más jóvenes; sin embargo, más de un adulto se suma al enterarse de que en la época de oro de la explotación de las canteras de granito azul, el tesorero de los trabajadores solía ocultar los jornales en la piedra hasta el día de paga.

El paseo en carreta nos acerca a los vestigios de lo que fuera la primera usina hidroeléctrica de Sudamérica, construida por Juan Luis Lacaze en 1886 para la explotación de las canteras.

En los restos del edificio y la pequeña presa se adivina el esplendor original del conjunto arquitectónico que "transporta" en la historia; tales son los efectos de la visita que garantiza -a quienes se animen por un estrecho y sombrío pasadizo bautizado "el túnel del tiempo"-un rejuvenecimiento de 10 años.

Atravesamos un hermoso espejo de agua flanqueado por cartuchos en flor en dirección al Altar del Indio, un grupo de rocas amontonadas que presentan rajaduras provocadas, según los locales, por el efecto de los rayos durante las tormentas eléctricas.

Se presume que este es un centro energético importante, además de haber oficiado como altar minuano, lo cual se desprende de la curiosa ubicación de una roca legendaria que hace equilibrio encima del promontorio.

La vuelta, como la ida, es toda una aventura que no hace más que ensalzar la osadía de quienes supieron tener a la carreta como único medio de transporte. Hoy, viajamos en ella en el tiempo y mientras el sol cae, tejemos historias de indios, pioneros y gauchos tan vividas que, para verlos, no necesitamos cerrar los ojos.

sábado, 2 de abril de 2011

El Terruño (Uruguay) - Parte 1


El Terruño tiene todos los condimentos para contar una de las historias más ricas de la región. Nacida de la visión de un inmigrante italiano enamorado del Uruguay y sus tradiciones camteras, y alimentada por la imaginación de sus sucesores, que sumaron atracciones como el "túnel del tiempo", o la "Virgen del Turismo", el campo acumula anécdotas que transitan el frágil límite entre la fantasía y la realidad.

Desde tiempos inmemoriales estas casi 360ha han sido lugar de encuentros, como el acontecido el 22 de junio de 1815, cuando el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga hace el primer contacto con los indios minuanos. Raederas, puntas de flecha y raspadores testimonian el paso de la tribu por estas comarcas. Y como no podía ser de otra manera, resulta que El Terruño tiene en su haber un genuino altar indígena.

Con la promesa de disfrutar de esta y otras experiencias, acordamos un paseo en carreta luego del almuerzo, tradición muy arraigada en los Raffo desde hace tiempo; de hecho, un cartel del predio lo señala como "La Estancia de las Carretas".

Las instalaciones se dividen en dos: en primer lugar, el casco antiguo que alberga tres dormitorios tradicionales ambientados en el espíritu de principios del siglo pasado y la pulpería La Rueda, el epicentro del lugar.

Un promedio de 40 personas saborean un menú casero que incluye polenta, variedades de pastas, salsas, guiso, parrilla y ensaladas; de postre, pastelitos criollos acompañados de una tisana indígena cuya receta es guardada celosamente por Teresa, un verdadero personaje que lleva más de 20 años en el establecimiento.

La insignia de las carretas está omnipresente: las mesas son ruedas de carruajes apoyadas en una base y las ventanas interiores también reproducen el motivo cilindrico. Dos hermosas estufas a leña dan un ambiente cálido a este recinto que hace las veces de restaurante y estar.

La "segunda parte" se compone del puesto turístico del Mirador Minuano, a escasos 900m del casco principal. Allí es posible alojarse con tranquilidad garantizada: hay solo tres habitaciones y un pequeño lugar para desayunar.