Tras las huellas de la reina
A 170km al noreste de Sana'a, se encuentra la antigua capital del reino de Saba, la rica Ma'rib. Hacia el siglo VIII a.C. se construyó en sus inmediaciones una represa de 16m de altura sobre el Wadi Adhana -wadi era el nombre que recibía un río de estación- que bañaba las tierras en torno a la ciudad y proveía sustento para 50.000 personas.
La represa y un moderno sistema de irrigación permitieron la creación de dos generosos jardines donde florecían y se multiplicaban las vides, allí donde otrora existía uno de los puntos de escala principal en la ruta del incienso. Pero, lamentablemente, el rico imperio de Saba, incluido su poderoso ejército, declinó y pocos siglos después lo acompañó la represa, lo que atrajo la miseria a sus ricas tierras.
De aquellos tiempos tan solo quedan unas pocas paredes, pilares y los restos, medio enterrados en las arenas de un templo dedicado al dios de la luna. Aún continúan las excavaciones con la esperanza de encontrar el palacio perdido de la reina de Saba. Recientemente se ha construido una nueva represa, el doble de grande que su prede-cesora, logrando poco a poco devolverle la vida a Ma'rib.
Cuenta la leyenda
Hace ya más de 3000 años, una enorme caravana de camellos cargados de oro, perfumes y piedras preciosas, partía hacia la lejana Jerusalén.
A la cabeza iba la más bella y poderosa de todas las mujeres, Balquis, la reina de Saba. Su cometido era llegar a la ciudad sagrada para poner a prueba la inteligencia de su soberano, el legendario rey Salomón. El encuentro dejaría una marca en el corazón de ambos monarcas, que ni las arenas del desierto podrían borrar.
Poco después, con la promesa de concederle todo lo que deseara, Salomón despedía a su amada, que regresaba a su magnífico reino, el actual Yemen.
A 170km al noreste de Sana'a, se encuentra la antigua capital del reino de Saba, la rica Ma'rib. Hacia el siglo VIII a.C. se construyó en sus inmediaciones una represa de 16m de altura sobre el Wadi Adhana -wadi era el nombre que recibía un río de estación- que bañaba las tierras en torno a la ciudad y proveía sustento para 50.000 personas.
La represa y un moderno sistema de irrigación permitieron la creación de dos generosos jardines donde florecían y se multiplicaban las vides, allí donde otrora existía uno de los puntos de escala principal en la ruta del incienso. Pero, lamentablemente, el rico imperio de Saba, incluido su poderoso ejército, declinó y pocos siglos después lo acompañó la represa, lo que atrajo la miseria a sus ricas tierras.
De aquellos tiempos tan solo quedan unas pocas paredes, pilares y los restos, medio enterrados en las arenas de un templo dedicado al dios de la luna. Aún continúan las excavaciones con la esperanza de encontrar el palacio perdido de la reina de Saba. Recientemente se ha construido una nueva represa, el doble de grande que su prede-cesora, logrando poco a poco devolverle la vida a Ma'rib.
Cuenta la leyenda
Hace ya más de 3000 años, una enorme caravana de camellos cargados de oro, perfumes y piedras preciosas, partía hacia la lejana Jerusalén.
A la cabeza iba la más bella y poderosa de todas las mujeres, Balquis, la reina de Saba. Su cometido era llegar a la ciudad sagrada para poner a prueba la inteligencia de su soberano, el legendario rey Salomón. El encuentro dejaría una marca en el corazón de ambos monarcas, que ni las arenas del desierto podrían borrar.
Poco después, con la promesa de concederle todo lo que deseara, Salomón despedía a su amada, que regresaba a su magnífico reino, el actual Yemen.