La más grande de las islas -también conocida corno la isla del amor- y su capital
Papeete, ha sido el principa) puerto europeo, en
la Polinesia, desde el siglo XVIII. Lujosos cruceros parten cada semana para recorrer el archipiélago Sociedad durante siete días. Veleros, catamaranes y yates se pueden alquilar con o sin tripulación, por jornada o por varias semanas.
Nada mejor que tomar un curso de fotografía submarina antes de salir en busca de los barcos y aviones hundidos durante la II Guerra Mundial, que abundan bajo estas aguas. Si prefiere las alturas, en helicóptero podrá sobrevolar durante 40 minutos los valles, montañas, lagunas y arrecifes de coral. En tierra firme se recomiendan los safaris en jeep, cabalgatas y caminatas por las montañas volcánicas para incur-sionar entre sus tubos de lava, grutas ocultas y cascadas.
El más conocido de los mercados de la capital, el
Marché du Papeete, ocupa una manzana entera y abre todos los días de 5am a 6pm. Fue edificado en 1847 y reconstruido en dos ocasiones. En la planta baja se puede comprar verduras y las más exquisitas frutas exóticas, mientras que la planta alta está dedicada a la venta de pareos, collares de caracoles, canastos, sombreros, máscaras de madera y las tradicionales perlas negras. Es, en definitiva, el lugar perfecto para algún fotógrafo en busca de coloridos paisajes polinésicos.
Para tener un recuerdo que dure la vida entera, pueden dirigirse a cualquiera de las casas de tatuajes que abundan en la ciudad. Diseños geométricos, de pájaros y otros animales, son los más comunes en la tierra donde nació el grabado permanente sobre la piel humana. Si su gusto por el arte es de un estilo más clásico, visite la casa y el Museo Gauguin, donde algunas de sus obras son expuestas en un edificio de estilo japonés, justo frente a los jardines botánicos de Papeari. Este pintor, luego de una vida agitada se refugió en estas islas y las recreó en su pintura.
Esta es la isla con más vida nocturna del archipiélago. En sus
restaurantes, la comida francesa, china, italiana y vietnamita, se combinan en deliciosos platos con la cocina tradicional local. Si luego de cenar quiere darse un "chapuzón" en la cultura tahitiana, opte por Le Tamur Hut, un pub con música en vivo ubicado dentro del Hotel Royal Papeete. L'Ibiza -en el Vaima Center, frente a la rambla- propone música disco. Para probar suerte hay tres casinos bien distribuidos por la ciudad.