La Costa del Caribe
El reggae resuena en la selva costarricense que avanza hasta ese mar, adonde llegan a zambullirse turistas, mochileros, surfistas y amantes del buceo.
En la costa caribeña se concentra la población negra de antepasados jamaicanos quienes se peinan como los rastas y hablan patuá, un dialecto inglés que incorpora palabras africanas, españolas y francesas. Se mueven con soltura en la selva más húmeda y densa de Costa Rica, y se abanican debajo de las palmeras que crecen a la orilla de las aguas cristalinas.
La música inspira al rítmico andar de los surfistas quienes se dirigen a la playa descalzos, con su pelo rasta y trajes de baño medio caídos. Muchos andan acompañados por mujeres altas y rubias que alguna vez pasaron por la zona, se enamoraron y también terminaron peinadas a lo rasta.
Los alojamientos y restaurantes se extienden por el camino costero que parte de Puerto Viejo hacia el sur y llega hasta el pueblo Manzanillo. Allí se acaban las rutas y empieza la selva. Más allá, el río Sixaola es hogar de caimanes y cocodrilos y, también, la línea natural fronteriza entre Costa Rica y Panamá.
Playas de arenas blancuzcas, miles de cocoteros, un mar de color claro y su barrera de coral son los principales atractivos de una de las áreas más bellas del país: el Parque Nacional Cahuita. Su arrecife se asienta sobre una gran plataforma y se extiende en forma de abanico frente a Punta Cahuita, entre el río Perezoso y Puerto Vargas-, es de tipo marginal, presenta una cresta externa y una especie de laguna interna, y está formado por el ripio de coral viejo, arena al descubierto, parches de coral vivo y praderas submarinas de pasto de tortuga.
El reggae resuena en la selva costarricense que avanza hasta ese mar, adonde llegan a zambullirse turistas, mochileros, surfistas y amantes del buceo.
En la costa caribeña se concentra la población negra de antepasados jamaicanos quienes se peinan como los rastas y hablan patuá, un dialecto inglés que incorpora palabras africanas, españolas y francesas. Se mueven con soltura en la selva más húmeda y densa de Costa Rica, y se abanican debajo de las palmeras que crecen a la orilla de las aguas cristalinas.
La música inspira al rítmico andar de los surfistas quienes se dirigen a la playa descalzos, con su pelo rasta y trajes de baño medio caídos. Muchos andan acompañados por mujeres altas y rubias que alguna vez pasaron por la zona, se enamoraron y también terminaron peinadas a lo rasta.
Los alojamientos y restaurantes se extienden por el camino costero que parte de Puerto Viejo hacia el sur y llega hasta el pueblo Manzanillo. Allí se acaban las rutas y empieza la selva. Más allá, el río Sixaola es hogar de caimanes y cocodrilos y, también, la línea natural fronteriza entre Costa Rica y Panamá.
Playas de arenas blancuzcas, miles de cocoteros, un mar de color claro y su barrera de coral son los principales atractivos de una de las áreas más bellas del país: el Parque Nacional Cahuita. Su arrecife se asienta sobre una gran plataforma y se extiende en forma de abanico frente a Punta Cahuita, entre el río Perezoso y Puerto Vargas-, es de tipo marginal, presenta una cresta externa y una especie de laguna interna, y está formado por el ripio de coral viejo, arena al descubierto, parches de coral vivo y praderas submarinas de pasto de tortuga.
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