El corazón del gigante
Para internarse en las gargantas rocosas del Colorado y sentirse parte de la creación, hay infinidad de opciones que alimentan el espíritu aventurero.
Las formas que más adeptos han ganado son el trekking y el rafting.
Antes de embarcarse en una empresa de este tenor, que seguramente insume varios días de ejercicio físico, sin comodidades y con estrellas como único amparo por las noches, es necesario tener presente que muy probablemente en algún momento uno se encuentre desnorteado, que las ampollas aparecerán en los pies, que la lluvia podrá caer sin aviso, y que confusas visiones de un baño caliente y ropa limpia acechen al intrépido equipo.
La expedición por las márgenes sur a norte lleva unas cinco jornadas. Preparar el descenso para acampar por unos días implica trámites previos que, por lo general, la gente desconoce. Es necesario obtener un permiso en la oficina del Grand Canyon
National Park, por razones básicas de seguridad: más de un visitante que se internó solo, se perdió sin poder ser encontrado por la guardia del parque.
La autorización puede tardar meses en ser otorgada por la gran demanda, la cual excede los cupos permitidos. Una vez obtenido el permiso, se recibe un manual de normas a respetar dentro del parque. Si se infringe la ley, el irresponsable es expulsado sin titubear.
Hay cuatro zonas donde está permitido acampar: Corridor, Thresold, Primitive y Wild. Las rutas a seguir son más de 30 y se clasifican según sus dificultades. Quizás por su belleza y por ser una de las menos peligrosas, la ruta del camino Bright Angel sea la más conocida.
Con permisos obtenidos, ruta definida y guía contratado, la odisea comienza...
Para internarse en las gargantas rocosas del Colorado y sentirse parte de la creación, hay infinidad de opciones que alimentan el espíritu aventurero.
Las formas que más adeptos han ganado son el trekking y el rafting.
Antes de embarcarse en una empresa de este tenor, que seguramente insume varios días de ejercicio físico, sin comodidades y con estrellas como único amparo por las noches, es necesario tener presente que muy probablemente en algún momento uno se encuentre desnorteado, que las ampollas aparecerán en los pies, que la lluvia podrá caer sin aviso, y que confusas visiones de un baño caliente y ropa limpia acechen al intrépido equipo.
La expedición por las márgenes sur a norte lleva unas cinco jornadas. Preparar el descenso para acampar por unos días implica trámites previos que, por lo general, la gente desconoce. Es necesario obtener un permiso en la oficina del Grand Canyon
National Park, por razones básicas de seguridad: más de un visitante que se internó solo, se perdió sin poder ser encontrado por la guardia del parque.
La autorización puede tardar meses en ser otorgada por la gran demanda, la cual excede los cupos permitidos. Una vez obtenido el permiso, se recibe un manual de normas a respetar dentro del parque. Si se infringe la ley, el irresponsable es expulsado sin titubear.
Hay cuatro zonas donde está permitido acampar: Corridor, Thresold, Primitive y Wild. Las rutas a seguir son más de 30 y se clasifican según sus dificultades. Quizás por su belleza y por ser una de las menos peligrosas, la ruta del camino Bright Angel sea la más conocida.
Con permisos obtenidos, ruta definida y guía contratado, la odisea comienza...
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