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Guía turística en Kenia

Viajar por Kenia requiere de todas las cosas que uno normalmente lleva cuando parte de viaje . Sin embargo, hay consejos que siempre viene...

domingo, 13 de febrero de 2011

Viajes a Medio Oriente


Tras una montaña se esconde un árido desierto; tras otra, un verde valle; y con cada ola que baña sus costas nos llegan rumores de un pasado plagado de riquezas sin fin y reinos fabulosos... Ciudades y mundos perdidos en el tiempo.

En un lejano rincón de la península arábiga, aplastado por la enorme Arabia Saudita desde el norte y peleándose la tierra con Omán por el este, Yemen espera a sus visitantes a orillas del mar Rojo y el océano índico.

Su historia, plagada de invasiones persas, otomanas, británicas, guerras civiles y golpes de estado, es palpable en cada esquina de sus ciudades y pueblos medievales, y tan inusitada como su arquitectura de altos y estrechos edificios de piedra, barro y paja. Prepárese, porque viajar a este país es como transportarse en la máquina del tiempo a través de los más sugestivos mitos y leyendas del mundo antiguo.

Por las calles de Sana'a En plena región montañosa, a 2500m sobre el nivel del mar, se yergue con orgullo Sana'a, la capital del país. Hasta los años 60, esta ciudad de exquisitas construcciones se hallaba todavía limitada por los muros de la mediría (ciudad vieja). Hoy sus casas se extienden por las afueras de la antigua muralla, en lo que antes fueran campos de cultivo.

Sin embargo, lo más atractivo de Sana'a se encuentra al traspasar la inmensa Bab al-Yemen, o puerta de Yemen. Pero ¡cuidado!, no venga a la ciudad con malas intenciones.

La leyenda dice que todo aquel que así lo hiciera, caería fulminado al cruzarla. Una vez traspasado ese "umbral", el aire impregnado de aromas a café, canela, nuez moscada y otras especias sorprende nuestro incauto olfato. Nos encontramos en el Souq al-Milh, el mercado que alberga en sus estrechas y sinuosas callecitas a más de 40 pequeños bazares, entre los que se destacan los de plata, cuero, especias, vegetales, pan, ropa y cobre.

Allí, entre rebuznos de asnos, roncas protestas de algún malhumorado camello y el griterío humano, los artesanos trabajan sus joyas y artefactos en cuclillas, a la vista de todos e inmutables ante las lentes de las cámaras fotográficas.

sábado, 12 de febrero de 2011

Turismo en Isla Margarita - tres formas de conocerla


En jeep: Si quiere experimentar en carne propia lo que la gente de Highberg Tours denomina Jeep Massage, embarqúese en una aventura todo terreno en el Jeep Safan Tour. El recorrido es uno de los más completos y vale la pena abandonar la poltrona al lado de la piscina para llevarse de recuerdo los paisajes más hermosos. Los responsables garantizan un atardecer inolvidable, un almuerzo a orillas del mar y bebidas frescas en todo momento. El tour cuesta US$65 por persona y el teléfono es 63-1170.

En moto: ¿Quién podría imaginar que una pequeña isla del Caribe podía cumplir el sueño de un motoquero en potencia? Por US$65, puede hacer el viaje de su vida a bordo de una Harley Davidson. Los tours pueden durar medio día o día completo e Incluyen comidas y open bar. La empresa lleva el sugestivo nombre de Steel Horses y el celular es (014) 996-1175.

A caballo: La mejor manera de recorrer el "Lejano Oeste" de Macanao son los paseos a caballo al "estilo americano". Los principiantes son orientados por expertos y el circuito suele durar medio día, a un costo promedio de US$30 por persona.

Al norte, la geografía se vuelve más accidentada y el paisaje resulta aún más atrayente; entre los cerros que se precipitan al mar, se forman pequeñas y mansas calas donde habitan los pescadores. Las playas de Manzanillo y Pedro González son algunos buenos ejemplos.

Para terminar el día, el lugar es luán Griego y la cita es en alguno de los restaurantes a la vera de una de las bahías más bellas de esta localidad.

viernes, 11 de febrero de 2011

Viajes a Paraguay - Porlamar


Shopping en Porlamar

Si bien La Asunción es la capital oficial del Estado, Porlamar es para los margariteños su capital comercial. La populosa ciudad concentra una enorme variedad de hoteles, restaurantes, comercios y boliches de moda.

La bahía de Porlamar, el faro, la plaza Bolívar y la catedral de San Nicolás de Bari son algunas de las paradas impostergables. Pero para ser francos, el motivo principal que atrae a miles de turistas es el nunca bien ponderado arte del shopping.

Desde que Margarita fuera declarada Puerto Libre - lo cual significa que la mercadería ofrecida no paga impuestos de importación- Porlamar suele ser parada impostergable para los fanáticos de las compras. La peatonal del Bvar. Guevara o la intersección formada por la Av. 4 de Mayo con la Av.

Santiago Mariño son los puntos de partida de un tour donde no faltan las grandes marcas, como Cuess o Versace. Las ofertas están a la orden del día y quienes gusten del regateo pueden entenderse con los vendedores callejeros que ofrecen camisas, puros y perfumes.

En la zona, los recomendados son:
Rattan: un megasupermercado donde podrá encontrar góndolas enteras dedicadas a artículos para el hogar, todo tipo de maletas, papelería, decoración, vajilla y -hasta que terminen las festividades- un piso entero dedicado a la Navidad con productos interactivos y miles de modelos de luces exteriores para decorar la casa, a un promedio de US$3 cada caja.

MundoGraffitti: Prepare la cinta de embalaje porque -además de dos pisos de ropa para grandes y chicos- esta tienda de departamentos tiene objetos de decoración de diseño modernista a muy buen precio. Aunque la tentación sea fuerte, abandone la perniciosa idea de desarmar esa fantástica mesa; sea realista y opte por una lámpara o un revistero.

Jumbo: En este malí se encuentra -literalmente- de todo. Entre muchas marquesinas que ostentan marcas internacionales está la conocida store de Polo Ralph Laurent y MundoGraffitti Kids... en caso de que haya olvidado a algún miembro de la familia en su previo paso por la sucursal de la Av. 4 de Mayo.

Mercado del Conejero: Lleve efectivo, ánimo para negociar y -sobre todo- zapatos cómodos, porque este mar de puestitos que ofrecen desde radiogra-badores hasta ropa de cama no se recorre en 10 minutos.

jueves, 10 de febrero de 2011

Turismo en Venezuela - viajes de placer


Cuenta la leyenda que cuando Colón pisó estas arenas venezolanas quedó encantado con el lugar que bautizó con el nombre de la princesa Margarita de Austria, su enamorada secreta.

Otros alegan que el nombre -que en griego significa "perla"- alude a la abundancia de las mismas en sus aguas. Estas riquezas llegaron a oídos de los piratas más famosos de la historia y sus indeseables visitas explican la fortificación de la zona. En el camino al hotel, se aprecian algunos vestigios del intento" protector: el Fortín de la Galera en Juan Griego, el Fortín La Caranta, el Castillo de San Carlos Borromeo en Pampatar y el Fortín Borromeo en Santa Ana.

Al llegar, basta echar un vistazo a los jardines babilónicos, la inmensa piscina y la hermosa playa privada del hotel Barceló Dunes, para disipar toda duda acerca de dónde habrán de discurrir gran parte de las vacaciones. Es imposible resistir la tentación de este paraíso rodeado de palmeras agitadas por una brisa cálida que invita -literalmente- a no hacer nada. No obstante, hay que ponerse en marcha... Isla Margarita espera.

Un viaje en el tiempo
Comenzamos por La Asunción, la capital del Estado de Nueva Esparta, conformado por Margarita y sus aledañas, las islas de Cubagua y Coche.

Todo transcurre en la plaza Luisa Cáceres de Arismendi, donde se hallan la catedral de Nuestra Señora de La Asunción y una casa de artesanías muy completa. Las pequeñas callecitas comienzan a trepar el cerro Copey, provocando un curioso efecto en las casas, desde donde algunas señoras se dedican a balconear mientras toman su desayuno... "Pueblo chico, infierno grande", reza el dicho.

A pocos minutos de la plaza, mientras la carretera sube y baja sin criterio aparente, desde la cornisa de la sierra que bordea el Copey se divisan dos torres blancas y puntiagudas emergiendo de una densa alfombra verde: son las torres del Santuario de la Virgen del Valle, en el Valle del Espíritu Santo.

La imagen de la patrona de los marineros y de los pescadores (y hasta de la armada venezolana) se encuentra a cada paso en Margarita. Sin embargo, es este delicioso pueblo entre La Asunción y Porlamar, el destino predilecto de miles de peregrinos que llegan desde toda Venezuela, durante todo el año y -muy especialmente-

miércoles, 9 de febrero de 2011

Viajar a Bahía


Paseos al aire libre
Iglesia de Nuestra Señora de la Pena, que data de 1535; la Casa de la Intendencia, cuyo subsuelo alojaba la cárcel. Las celdas de los hombres daban al mar para que contemplaran entre las rejas su mundo perdido y las de las mujeres se encontraban de cara a la Iglesia para que elevaran sus plegarias. Las fachadas de las casas fueron remozadas por el gobierno.

Las casas enfrentadas son todas bajas y tienen colores similares, pero las que están del lado del mar poseen los vestigios de las guardas de plata y pórticos que señalaban la jerarquía de quienes las habitaban. Muchas están decoradas con palo brasil, una madera noble muy utilizada en la época. Actualmente, su tala está prohibida.

Para perderse en medio de la naturaleza, un paseo por la Estación Veracruz -la mayor reserva de "mata" atlántica del noreste brasileño- es una buena oportunidad también para conocer a los guías, descendientes de los indígenas de la región, los pataxó. Otra área preservada es la del Parque Marino Municipal de Porto Seguro. Está clasificado como una de las mayores biodiversidades del planeta: hay casi 20 variedades de coral, raras especies de peces y tortugas.

Una balsa une Porto Seguro con Arraial d'Ajuda cada media hora. Como si fuera una isla, pero no lo es. Está al sur y un río fluye entre ambas tierras. No hay puente y quien quiera evitar la espera de las cuatro balsas deberá recorrer 40km de carretera.

Suena caprichoso, pero no hay puente ni lo habrá. Y en Arraial mucho no se preocupan por el asunto. Sus habitantes casi no cruzan hacia Porto Seguro. No les gusta, excepto por la cantidad de turistas que llegan de su aeropuerto.

Arraial d'Ajuda es un lugar especial donde el viajero tiene la sensación de estar en ninguna parte y en todas a la vez. Está habitada por personas de distintos rincones del mundo que se afincan para terminar con la rutina de la ciudad. Solo quieren tranquilidad, sentarse frente al mar, charlar con amigos y pasar las horas sin estar atentos al reloj.

CÓMO LLEGAR: Hay vuelos directos a Bahía. El precio del pasaje en vuelo de línea es de US$570 aproximadamente. Los días domingo salen charters, vuelos directos de tres horas y media de duración hacia Porto Seguro. Para ir a Arraial d'Ajuda desde Porto Seguro, se toma una balsa cerca del centro de la ciudad. El cruce cuesta menos de US$3 por auto.

ALOJAMIENTO: La zona más barata es el centro y la más cara Boa Viagem, donde parece haber más hoteles que edificios. Una de las tantas alternativas son los Pontes Hotéis, situados sobre la rúa Baráo de Souza Leáo y avenida Boa Viagem. El precio de una habitación doble, en un hotel cuatro estrellas, ronda los US$70 con impuestos y desayuno incluidos.

COMIDAS: Una de las manías de los lugareños son los picantes, que pueden probarse en los caldinhos de feijáo y pexe (caldos de porotos y pescados), acompañados por una cerveza o por cachaba. Los vendedores ambulantes los ofrecen a la orilla del mar y también se sirven en bares; este plato es recomendado para curar resacas. Las ostras son consideradas afrodisíacas y son fáciles de encontrar en el litoral pernambucano. Las moquecas de pescado y camarón son una especie de guiso. Uno de los platos típicos son las patotas de guaiamum, patas de cangrejo de los manglares.

MONEDA: Real

IDIOMA: Portugués.

martes, 8 de febrero de 2011

Los Barrios "In" de Miami - Cocktail Pastel


Muchas cosas cambiaron en Miami, pero no Coral Gables, el distrito de arquitectura mediterránea que tuvo su auge en los años 20. En los amplios bulevares con nombres españoles, hasta la más corriente de sus tiendas luce un look diferente. Para comprobarlo, basta con entrar a una de las tantas wine stores, de donde saldrá después de catar una buena cepa acompañada de un excelente queso.

Al sur del Downtown y desplegado a lo largo de la Bahía Biscayne, la zona de Coconut Grove se convirtió en uno de los barrios más de moda, con restaurantes internacionales y las mejores casas de ropa.

El punto de reunión es el Coco Walk, un shopping con un estilo arquitectónico muy particular, que concentra propuestas de entretenimiento y compras. The Gap, Banana Republic y Planet Hollywood son parte del muestrario. No deje el maü sin haber probado las tapas españolas del Café Tu Tu Tango -¿tango y comida española?- en el agradable ambiente de este restaurante decorado como loft.

Cocktail Pastel
En clave de colores pasteles y luces de neón, los hoteles y restaurantes más clásicos recuperaron un pasado de gloria. Gran parte del "lifting" al que fue sometida esta ciudad pasó por las paredes de sus descascarados edificios Art Déco. La mejor forma de tener un panorama genérico de algunos de los hitos de esta arquitectura es tomar el Art Déco VJalking loar. El grupo parte del Art Déco Welcome Center, ubicado en el 1001 de la Ocean Drive, y cuesta US$10 por persona.

Las siluetas despiertan los más fantásticos conjuros de la imaginación: una construcción en forma de tetera, otra parecida a un barco, la fachada en tonos ámbar y crema del hotel Beacon, el estilo náutico del Park Central o el aire veneciano de los Locus Apartments.

Figuras geométricas, contornos graciosos, palmeras, flores y flamencos distinguen este estilo tropical que, en los hoteles de Miami, creó su propia versión caracterizada por interminables terrazas cubiertas y fabulosos restaurantes.

Al terminar el día, volver a South Beach para admirar cómo la puesta de sol tiñe los edificios de dorado, entremezclándose con los colores estridentes de las primeras luces de neón, es el preludio ideal para una noche de diversión.

lunes, 7 de febrero de 2011

Pampatar - Un pueblo con savor a Sal


Con sabor a sal
Pampatar, antiguo pueblo de pescadores, parece detenido en el tiempo. Sus somnolientas calles laberínticas y sus construcciones coloniales exhiben una divertida combinación de colores, típicamente caribeña.

En idioma guaiquirí, Pampatar significa "pueblo de la sal", y así se lo llamó debido a su proximidad con las salinas ubicadas cerca del puerto. Quienes se alojen allí tendrán ocasión de admirar vestigios coloniales de la ciudad, tales como el castillo de San Carlos Borromeo -una fortaleza reconstruida íntegramente luego de haber sido atacada por piratas-, la iglesia parroquial -que data del siglo XVIII- o la Casa de la Aduana, que supo ser amarilla y hoy exhibe un celeste furioso.

En la rambla, la arquitectura cambia radicalmente. Allí se perfilan modernos hoteles que dan al mar, permitiendo a sus huéspedes disfrutar de un espectáculo sin cargo: los barcos sardineros recogiendo sus redes, mientras cientos de pelícanos los sobrevuelan y, de a ratos, se precipitan como kamikazes emergiendo con su pico abultado por alguna sardina.

Arena y sol
Finalmente, todo se resume en lo que cualquier mortal que ponga un pie aquí viene a buscar: la playa. No importa de dónde se venga, la postal caribeña surte efecto y desde que empacamos la malla, los shorts y el pareo, los chapuzones y la idea de "lagartear" al sol rayan en la obsesión. El viaje promete y, una vez más, el destino cumple, porque en esta bendecida península venezolana hay playa para todos los gustos.

Comenzamos por El Yaque, reducto joven donde los fanáticos del windsurf están de parabienes: en este rincón cercano al aeropuerto, los vientos alisios no dejan de soplar, agitando las aguas. Palapas frente al mar, salsa y reggae de fondo, guardería y alquiler de tablas más algunos hoteles divertidos y económicos hacen que los windsurfers únicamente abandonen sus piruetas en el agua cuando cae el sol.

Hacia el nordeste, en Playa El Ángel -así bautizada por una formación rocosa que simula un ángel de alas abiertas- el oleaje es más suave, pero igualmente encantador.

domingo, 6 de febrero de 2011

La Isla Margarita - viajar a Venezuela


Como dicen sus pobladores, en Isla Margarita hasta la sal es dulce. Carreteras sinuosas bordean inmensos morros vestidos de un verde estridente que mojan sus pies en el mar; esquinas y playas decoradas por flor de reina, girasoles, palmeras, y el arrorró de olas incesantes que barren una interminable estela de arena. La isla que enamoró a Colón ofrece vacaciones buenas, bonitas y, además, baratas.

A tan solo una hora de vuelo desde Caracas, esta tierra se vislumbra entre acolchonadas nubes blancas. El sol la acompaña de a ratos y cuando brilla, es como si se la observara a través de un caleidoscopio, con el desierto de Macanao al este y los cerros de vegetación generosa al oeste; entre ambos se halla el istmo de La Restinga, poblado de manglares, que une las dos partes. Cualquiera de sus playas es excusa suficiente para subirse al avión y visitar la isla. Sin embargo, hay mucho más para quien se anime a descubrirla.

Una vez en tierra, buscamos ansiosamente las "flores de los enamorados"; pero los margariteños no fueron los precursores del deshoje de las margaritas y, en realidad, la flor nacional es la orquídea. Originalmente el territorio estaba habitado por indios guaiquiríes y su nombre antiguo -Paraguachoa- significa "lugar de pesca abundante".

Sin embargo, como en otros puntos de América, la colonización española trajo grandes cambios, la pobló de fortalezas y mudó su nombre a Margarita.

sábado, 5 de febrero de 2011

Mallmanía - Miami Beach


Mallmanía
Son apoteósicos, grandes... ¡y baratos! Nadie se complica la vida en esta ciudad que está hecha para comprar. A los grandes malls como el Aventura o Sawgrass Mills, en las afueras de Miami Beach, hay que dedicarles por lo menos medio día.

Tenga en cuenta que -a diferencia de sus pares uruguayos-Ios domingos cierran al público y evítese el desagradable episodio de pagar un taxi hasta allí, para encontrar los estacionamientos vacíos.

Las casas de electrónica se concentran en la Flagler Street, en el Downtown, donde se hacen las compras a la vieja usanza, caminando bastante, descansando poco y comparando mucho.

Para una experiencia más "paqueta" se pueden acumular más shopping bags y relajarse con un café en el Bayside Marketplace; desde aquí se cruza en water taxis hasta Miami Beach.

Barí Harbour Shops es la meca para los devotos del arte degastar dinero: Ann Taylor, Saks, Brooks Bros y Neiman Marcus.,. ¿algo más? Finalmente, para los más cómodos, en la legendaria Collins Avenue, entre las calles 7 y 13 están las marcas más conocidas.

Para aquellos que buscan un ambiente más familiar se recomiendan playas como Barí Harbour o Surfside, al norte de South Beach.

CÓMO LLEGAR: Los vuelos diarios al Aeropuerto Internacional de Miami tienen un costo aproximado de US$850 (si compra el paquete con estadía los precios disminuyen). Desde el Aeropuerto se pueden tomar ómnibus públicos, shut-tles, taxis y hasta limousines. Lo más conveniente es llevar el auto alquilado desde Montevideo y pasar a buscarlo por la sucursal que las Tentadoras suelen tener en el aeropuerto.

ALOJAMIENTO: Los precios varían en función de la zona. Miami Beach conserva la mejor relación precio-beneficio: las habitaciones de hoteles como el Seville y el Holliday Inn no superan los US$100 y tienen la playa enfrente. En South Beach considérese afortunado sí consigue una noche por US$190; el Downtown es una opción si su prioridad son las compras.

COMIDA. Hay de todo. No se pierda el café que se sirve en los bolichitos de La Pequeña Habana ni los mariscos en South Beach. Para los nostálgicos: hay más de un parrillada.

MONEDA: Dólar americano.

IDIOMA: Inglés.

viernes, 4 de febrero de 2011

Peló - Porto Seguro, turismo en Bahía


Más conocido como Peló. En el epicentro está la iglesia Nossa Senhora Rosario dos Pretos, a metros del lugar en el que se presenta Olodum los domingos en verano, y hacia donde miran la fundación Casa de Jorge Amado y el Museo de la Ciudad, El barrio entero es todavía más grande que el alcance de los trabajos de la Prefeitura: subiendo hasta la Ladeira do Carmo, los frentes aparecen descascarados, la ropa cuelga en los balcones y el revoque se cae a pedacitos.

Heléchos rozagantes crecen en las molduras. De noche es un tanto tenebroso pero no menos elocuente. El mar se asoma en las esquinas y entre esto y aquello, todo eso es Salvador.

Porto Seguro no falla
La vida se desenvuelve frente al mar, desde el amanecer hasta últimas horas de la noche. La cálida atmósfera acompaña Ios movimientos de la rutina diaria de los lugareños, sus puestos en la pasarela que todas las noches reúne a los turistas en una fiesta de tragos tropicales con nombres divertidos, de artesanías y ropas que entonan con el clima, y dulces que acaparan los paladares más golosos, amasados por las manos de mujeres regordetas de paños blancos en la cabeza.

El encanto del Estado de Bahía se respira apenas se apoyan los pies en sus tierras rojizas, cuando los ojos se fijan en el verde de un mar manso y tibio.

Porto Seguro ofrece parajes para el descanso y sitios donde la lambada no tiene intervalos. Cada cual escoge su ritmo. Durante el día, los paradores ofrecen instalaciones con lo necesario para relajarse y olvidarse de todo. Los preferidos son Axé Moi, Barramares, Barra Point, Mama Gaia. Tienen restaurantes con mariscos y pescados frescos, reposeras para adueñarse del sol, jugos de frutas y cerveza bien helada.

En cuanto a playas, hay muchas para elegir. Las de la costa norte son las más preciadas por sus paradores. Cada noche uno distinto ofrece una fiesta que convoca no solo a los turistas, sino también a la gente del lugar, que no deja de bailar y que junto a sus partners ofrecen una gran clase de baile sin que esté preparado expresamente para el turismo.

Las jóvenes mulatas visten jeans ajustados y los hombres el torso desnudo y pantalones blancos de capoeira, ese arte marcial que por las noches se convierte en un arma de seducción. Los shows tienen bandas en vivo y bailarines que invitan a seguir sus movimientos.

El parador Barramares es uno de los elegidos por sus fogones, por el ritmo de la bossa nova, la lambada aeróbica, espectáculos de casamientos gitanos y capoeira.