Con la voluptuosidad casi femenina los pueblitos costeros del sur de Italia y bastante lejos de la rusticidad campesina de la Puglia central, la esencia de Trani pasa por la delicadeza impresa en sus calles de inspiración francesa, sus gloriosos
monumentos y simpatía de su gente.
La plaza frente a la catedral es muy concurrida, no solo por sus espectaculares balcones al mar, sino también por la proximidad a las caletas del puerto.
Desde el muelle, muchos se refrescan en las aguas verdiazulinas del Adriático mientras embarcaciones de todos los tipos y presupuestos -parece más común tener un barco que un auto- van y vienen bajo el sol.
Es el 2 de junio, Día de la República, y los festejos brotan por doquier. Dos veteranos con la piel curtida y un aire mediterráneo en los ojos agregan leña a una pira que será encendida esta noche para la fiesta de la vigilia de Pentecostés, mientras cuatro parejas de novios que han dado el sí hace apenas algunas horas posan para sus fotógrafos, en un torbellino de tules que se traslada por la plaza.
En medio de todo, revuelo de locales y turistas cuando descubren que, en uno de los bancos frente al mar, el pope italiano de la moda internacional se asolea como cualquier mortal: parece que Giorgio Armani eligió Trani para sus vacaciones.
monumentos y simpatía de su gente.
La plaza frente a la catedral es muy concurrida, no solo por sus espectaculares balcones al mar, sino también por la proximidad a las caletas del puerto.
Desde el muelle, muchos se refrescan en las aguas verdiazulinas del Adriático mientras embarcaciones de todos los tipos y presupuestos -parece más común tener un barco que un auto- van y vienen bajo el sol.
Es el 2 de junio, Día de la República, y los festejos brotan por doquier. Dos veteranos con la piel curtida y un aire mediterráneo en los ojos agregan leña a una pira que será encendida esta noche para la fiesta de la vigilia de Pentecostés, mientras cuatro parejas de novios que han dado el sí hace apenas algunas horas posan para sus fotógrafos, en un torbellino de tules que se traslada por la plaza.
En medio de todo, revuelo de locales y turistas cuando descubren que, en uno de los bancos frente al mar, el pope italiano de la moda internacional se asolea como cualquier mortal: parece que Giorgio Armani eligió Trani para sus vacaciones.
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